La ausencia de incertidumbre económica
30 de abril de 2015
Por admin

El sentido común indica que la incertidumbre política provoca incertidumbre económica y ésta última, según han demostrado los economistas, lastra el ritmo de crecimiento. Este es, en parte, el razonamiento que estaba detrás del lamento de MarianoRajoy, a finales de enero pasado, después de que Susana Díaz y Artur Mas anunciaran elecciones anticipadas en 2015. «No tocaba celebrar elecciones este año ni en Cataluña ni en Andalucía y en ambos casos se van a hacer por puro interés partidario, que se antepone al de todos. Es la verdad y es obligado decirlo», subrayó el presidente del Gobierno.

Pero los medidores de incertidumbre económica contradicen, de momento, esta creencia. La prima de riesgo está estable. Ha anotado un pico de 142 puntos el 17 de abril pasado –el día siguiente de la detención de Rodrigo Rato– tras marcar un mínimo de 88 el 13 de marzo, pero en general se mueve entre 100 y 120 puntos. Y un indicador más complejo, el índice de Incertidumbre en la Política Económica (IPE) para España, que se calcula con una metodología ideada por los economistas Scott Baker, NickBloom y StevenDavies (www.policyuncertainty.com) también está estable y descendiendo, por debajo del índice europeo o el de Alemania o Reino Unido.

Varias definiciones políticas están llamando a la puerta. El mapa del poder andaluz acaba de rehacerse y está pendiente de hacerlo el municipal, el resto del autonómico (excluidos el País Vasco y Galicia) y el nacional. Está, además, por confirmarse la verdadera fuerza de las nuevas alternativas (Podemos, Ciudadanos…) y hay regiones como Cataluña o Navarra, donde el independentismo compite con la crisis económica en la agenda política.

Los resultados en Andalucía y el inminente deterioro de mayo han hecho visibles las líneas de fractura en el PP de manera parecida a como le ocurrió al PSOE tras el descalabro de las municipales y autonómicas de 2011. Algunos colaboradores de Rajoy dicen que el presidente contempla un resultado en las elecciones generales que daría al PP aproximadamente 120 escaños, a Podemos y al PSOE entre 70 y 80 (sin precisar quién sería segundo) y unos 30-40 a Ciudadanos. Las cifras podrían variar, pero lo importante es que Rajoy utiliza este ejemplo para ilustrar que la legislatura que viene no sólo será de pactos, sino que es muy probable que se necesiten más de dos partidos para gobernar España. El último barómetro de El Periódico de Cataluña arrojaba un resultado consistente con esta tesis (PP: 102-107, Podemos: 78-82, PSOE: 75-78, Ciudadanos: 55-59).

¿Por qué éste panorama tan incierto no penaliza la economía más allá de la ralentización lógica que sufren las decisiones empresariales en un año electoral?

Una posibilidad apuntada por los expertos es que el IPE, que ha recogido perfectamente desde 2001 los shocks que han afectado la economía española, ya no esté funcionando bien. Este indicador se construye con tres elementos: noticias de periódicos que mencionen términos relacionados con la incertidumbre económica, la cantidad de normas fiscales en proceso de cambio y la desviación entre los datos reales y los estimados de los principales indicadores macroeconómicos. Desde abril de 2014, el IPE para Europa (y por lo tanto para España), sólo se construye a partir de periódicos (en el caso español son dos: El País y EL MUNDO), y los otros elementos han sido ignorados. Esto hace que el indicador dependa mucho del contexto periodístico de cada país. Por esto, hay economistas que abogan por no hacerle ningún caso.

Pero Bloom y sus colegas sostienen que, en el pasado, la correlación entre el indicador, calculado con sus tres elementos, y el subcomponente periodístico fue muy alta.

El profesor Manuel Illueca de la Universidad Jaime I de Castellón sugiere que, al margen de posibles errores metodológicos, el índice muestra que «hay menos incertidumbre normativa sobre España que en el resto de nuestros socios europeos». Y esboza una explicación: «El agotamiento de la agenda reformista del Gobierno, el crecimiento con el viento a favor por la caída de los precios del petróleo, la política expansiva del BCE, etc… estarían contribuyendo a generar expectativas favorables al mantenimiento de nuestro statu quo económico».

El economista Javier Santacruz coincide y cree que aunque en los próximos meses aumentara la incertidumbre reflejada en los medios de comunicación, la mejora continua de la economía por encima de lo esperado y el hecho de que la mayoría de las propuestas fiscales estén convergiendo hacia las preferencias del votante típico (bajadas fiscales, lucha contra el fraude y estímulos al consumo), mantendrían estable el índice.

Hay una tercera posibilidad que también explicaría este comportamiento: que el mundo de la empresa perciba la previsible fragmentación política como una oportunidad. Así lo expresaba un directivo de una empresa del Ibex 35 que pidió no ser mencionado por su nombre: «Los políticos tendrán que dedicar toda su atención a crear condiciones de gobernabilidad. Eso permitirá que las empresas podamos hacer cosas en un entorno de baja interferencia política y regulatoria».

En términos del capitalismo español, «hacer cosas» no sólo significa plantear negocios sin pagar peajes políticos, sino también aprovecharse de la debilidad del poder para sacar partido de los enclaves protegidos y mal regulados, o burlar a supervisores y reguladores cuyas cúpulas pueden estar divididas, fruto de los equilibrios políticos.

Lo que percibe el mundo de los negocios es que los políticos estarán muy enfrascados en sus asuntos. Si alcanzar un acuerdo a tres bandas para sostener un Ejecutivo puede resultar difícil, ni hablar de lo que puede suponer elaborar una reforma laboral, fiscal o financiera coherente. Podría ser tarea prácticamente imposible a menos que se forme una coalición de Gobierno con ideas muy homogéneas.

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