Juergen B. Donges: «La reforma laboral va por buen camino si Rajoy cree que le costará una huelga»
5 de febrero de 2012
Por admin

No duda cuando se le pregunta si España conseguirá salir de la zona de peligro: sí, dice. Pero también advierte: «La condición es que el Gobierno actúe de forma coherente y aplique las medidas necesarias con contundencia y sin perder el tiempo, es decir, aguantando las protestas de los grupos de interés».

Por Susana Alcelay

La UE ha consagrado el principio de austeridad en la zona euro. La disciplina fiscal queda consolidada como regla de oro legislativa en los Veinticinco con un límite del 0,5% de déficit. ¿Cómo valora este paso?

De momento se trata de una declaración de intenciones, a lo que ya nos tienen acostumbradas las innumerables cumbres europeas durante los últimos dos años. Solo Alemania y España tienen tomadas medidas para constitucionalizar el déficit público, incluso con un techo inferior al acordado en Bruselas. El candidato socialista a la presidencia de Francia, Francois Hollande, ya ha anunciado que en caso de ser elegido no piensa adherirse a este pacto fiscal. Además, no está claro desde un punto de vista legal, si el pacto fiscal sería compatible con el Tratado de la UE (artículo 126) que no prevé sanciones automáticas en caso de un déficit excesivo, pero que solo se puede cambiar por unanimidad que el Reino Unido y la República Checa impiden. Dicho esto, yo me pregunto por qué me voy a creer ahora que nuestros líderes políticos van a cumplir lo acordado, si en el pasado lo han ignorado olímpicamente siempre que les parecía oportuno, también en Alemania.

La Comisión Europea ha dejado la puerta abierta a revisar los objetivos de déficit para este año y próximo si sus previsiones confirman un severo empeoramiento de la economía europea. ¿Sería bueno relajar los tiempos para el cumplimiento de objetivos y con ello beneficiar a países como España?

Es muy importante distinguir entre el déficit estructural, que es permanente, y el cíclico, que es transitorio. Lo que es pernicioso para la economía es el déficit estructural y por eso tiene que ser eliminado. Si para España y otros países se produjera este año una contracción económica, como indican algunas previsiones, aumentaría el déficit público porque habría menos rendimientos tributarios y más gasto por desempleo que bajo una evolución coyuntural equilibrada. Este aumento de déficit no se debe consolidar, para no empeorar la situación económica. En este sentido, y solo en este, tiene sentido revisar el objetivo de déficit. No es cuestión de beneficiar a España, sino de lógica económica-financiera.

«La reforma laboral me va a costar una huelga general». Con estas palabras Mariano Rajoy advertía en la cumbre europea del lunes que su reforma será profunda. ¿En qué pilares deben apoyarse los cambios en el mercado laboral?

Si la declaración citada es correcta, el Gobierno va por buen camino. A los funcionarios de UGT y CC.OO. les cuesta aceptar reformas en el mercado de trabajo que, según dicen, atentan contra los llamados derechos adquiridos. Saben perfectamente que esto solo les viene bien a las personas con empleo, mientras no lo pierdan, y están discriminando a todos aquellos que buscan un trabajo. Mayor insolidaridad con la clase trabajadora, imposible. Rajoy tiene que cortar ese nudo gordiano y poner los puntos sobre las íes. Una mayor flexibilidad del mercado laboral es inexorable. Esto requiere otras formas de negociación colectiva, que tengan en cuenta las diferencias de productividad entre sectores y regiones y permitan a las empresas ajustar salarios y jornadas de trabajo adecuadamente a los cambios de la demanda. La llamada ultraactividad de los convenios es a todas luces nociva y tiene que desaparecer. Además, es conveniente en términos de flexibilidad que pueda haber distintos tipos de contratos laborales, teniendo en cuenta también las preferencias de los propios trabajadores en cuanto a horarios y formas de remuneración.

Mucho se habla en España del «modelo alemán» de empleo. ¿Hay que ir por esta senda en el mercado laboral español?

Es al menos un marco de referencia a considerar. Son muy palpables los elementos de flexibilidad que exhibe ahora el mercado de trabajo alemán gracias a las profundas reformas estructurales que se han llevado a cabo por los gobiernos de Schröder y Merkel. También hay que decir que tenemos unos sindicatos que en tiempos difíciles, como en los últimos años, están dispuestos a pactar moderación salarial.

En España, empresarios y sindicatos han pactado tres años de moderación salarial y acabar definitivamente con las cláusulas de revisión ligadas a la inflación, tal y como han venido reclamando a este país desde Europa, especialmente Alemania.

No conozco todos los detalles, pero la supresión de esas cláusulas es una decisión positiva. No hay que remitirse a Alemania. El propio Banco de España, en un estudio publicado el año pasado, ya había señalado que indexar los salarios es contraproducente porque reduce la competitividad de las empresas y con ello su capacidad de crear empleo.

El Gobierno ha aprobado una reforma financiera que incentiva las fusiones entre entidades y obligará a éstas a que provisionen 50.000 millones adicionales para sanear sus activos inmobiliarios. ¿Cómo valora estos pasos?

Positivamente, puesto que sin un saneamiento completo del sistema financiero, sobre todo el de las cajas, no habrá forma de que la actividad económica funcione con normalidad. Las medidas previstas van en la dirección apropiada tanto para eliminar los excesos de tamaño del sistema como para provisionar pérdidas y cubrir las necesidades de recapitalización.

¿Piensa que las reformas que se pondrán en marcha España (Ley de Estabilidad y reformas laboral y financiera), permitirán a este país abandonar la zona de riesgo y sentar las bases para comenzar a crecer y crear empleo?

Sí. La condición es que el Gobierno actúe de forma coherente y aplique las medidas necesarias con contundencia y sin perder el tiempo, es decir, aguantando las protestas de los grupos de interés. Este es el camino para recuperar la confianza de los mercados.

A Grecia le está costando encontrar su camino, pero otros como Portugal corren el riesgo de seguir la misma suerte…

La tragedia griega se ha convertido en «una historia interminable», con permiso del célebre escritor Michael Ende. Esta demostrado que el gobierno de ese país, con independencia de quien lo lidere, no dispone de las herramientas necesarias para poder cumplir con lo que promete en el Ecofin y las cumbres europeas, sobre todo en cuanto a las reformas estructurales en la economía real se refiere, sin las cuales no se pueden arreglar las finanzas públicas. Por eso ya no se pueden evitar debates sobre la permanencia de Grecia en el euro. Para Portugal, las perspectivas no son tan sombrías. Los programas de ajuste prometidos se llevan a cabo. Pero sí es cierto que en los mercados proliferan las dudas sobre si el país podrá devolver la deuda adquirida y ya no se descarta la posibilidad de que haya que proceder a quitas.

Más de cinco millones de parados en España y un paro juvenil de infarto, con una tasa que camina hacia el 50%. ¿Cómo frenar esta sangría del desempleo? ¿Con qué medidas? A corto plazo, me temo que solo cabe la «huída», o bien a la economía sumergida, o bien al extranjero. Lo primero le ocasiona problemas al Estado y a la Seguridad Social, que ingresarán menos. Lo segundo lastra la economía porque se van también ingenieros, arquitectos y otras personas cualificadas y el país pierde un soporte indispensable para que la economía pueda asumir el gran reto que supone la intensa competencia globalizada. Nadie sabe si los emigrantes regresarán. ¿Y a medio plazo dónde está la solución? A medio plazo, la solución está en la recuperación de un crecimiento económico sostenible, para lo cual hay que poner en marcha rápidamente todas las reformas estructurales que están pendientes. La Comisión Europea ha pedido a España que forme «equipos de acción» contra el paro juvenil… Los jóvenes tienen que mostrar mucha movilidad geográfica dentro del territorio nacional. Siempre puede haber oportunidades por allí, aunque no sea en los sitios donde uno se sentía hasta ahora arraigado. Si España tuviera un sistema de miniempleos, como el que se ha creado en Alemania en los últimos años, las perspectivas serían mucho mejores. Se podría pensar en implantarlo.

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