Irán-EEUU: Trump repite su estrategia
10 de mayo de 2018
Por admin

Con el permiso de la nueva crisis de balanza de pagos abierta en Argentina, el tema de la semana en materia geoestratégica es, sin duda, la ruptura del acuerdo de la comunidad internacional por parte de Estados Unidos sobre el desarme nuclear en Irán. A través de un discurso duro y muy en línea a su estilo presidencial, Donald Trump ha provocado una fuerte reacción en las cancillerías de los principales países occidentales, pero prácticamente ninguna reacción en los mercados financieros, salvo apoyar la escalada que desde hace unas semanas está teniendo el precio del petróleo, tanto el de referencia en Europa (Brent) como en América (West Texas).

Esta decisión no puede ser correctamente interpretada sin tomar en consideración los últimos acontecimientos en materia de política exterior, especialmente los relacionados con Corea del Norte y China. En todos ellos, la Administración Trump está siguiendo el mismo patrón de conducta: en primer lugar, hace un anuncio “explosivo” contra un país o una región, el cual genera un enorme revuelo mediático y político en todo el mundo. En segundo lugar, eleva la presión sobre los actores clave, como pueden ser los países del entorno, buscando a aquél que tiene mayor poder de influencia, sea económica o política.

En tercer lugar, inicia un proceso de negociación, alejado de los focos, con técnicos que sean buenos conocedores de la situación y, en cuarto y último lugar, induce ciertos gestos de cara a la galería que muestran a la comunidad internacional el camino de acuerdo trazado entre las partes. Con esta estrategia, Estados Unidos está encarando cuatro principales frentes, al que se suma este último sobre el tratado de no proliferación de Irán: el Tratado de Libre Comercio entre EEUU, Canadá y Mexico (Tlcan), el conflicto con Corea del Norte, las tensiones comerciales con China y el conflicto en Siria y Oriente Próximo.

Evidentemente, los sucesos en torno a la política norteamericana no son inocuos, sino que provocan importantes efectos sobre los equilibrios geopolíticos actuales, especialmente en la geopolítica de las materias primas, más aún si cabe a día de hoy. Irán es una pieza absolutamente esencial en el tablero global, tanto por su posición geográfica e histórica como por su rol a largo plazo en cuanto a recursos naturales y medios de producción se refiere.

Es un país de 1.684.000 kilómetros cuadrados, 70 millones de habitantes (más que Francia y Reino Unido), con una orografía durísima (completamente flanqueada por montañas), y rodeada de países mucho más pequeños como Iraq, Turkmenistán o Afganistán. Tanto su emplazamiento geográfico y climático como histórico (la cabeza del antiguo Imperio Persa), le hacen ser una figura clave tanto en Asia Central como en el Golfo Pérsico, ya que todas las rutas comerciales terrestres y también las marítimas tienen que pasar de alguna u otra forma por territorio iraní. En este sentido, los estrategas chinos de la “Nueva Ruta de la Seda” consideran que Irán está “en el centro de todo”. Precisamente por eso, la importancia del capital chino en Irán es cada vez mayor, con proyectos tan importantes como las conexiones ferroviarias que en 2021 unirán las repúblicas exsoviéticas, la capital de Irán (Teherán) y la problemática provincia china de Xinjiang, muy cercana al Tíbet.

Lo mismo sucede con las líneas de alta tensión eléctrica, gasoductos, oleoductos y otros elementos de obra civil, como hospitales y escuelas. Hasta la fecha, según los reportes del Banco Asiático de Inversión en Infraestructuras (AIIB por sus siglas en inglés), Irán ha recibido 25.000 millones de dólares de inversión china, de los cuales 10.000 millones han sido financiados por el fondo soberano chino China Investment Corporation y el resto a través del Banco de Desarrollo de China. Pero si hay un efecto crucial con el anuncio de sanciones es el planteamiento de aquí a 20-30 años de la seguridad del suministro energético y alimentario. Durante años, los diferentes estudios mostraban la gran cantidad de reservas de commodities energéticas que atesoraba Irán aún sin explotar y otras que, aunque en explotación, no podían ser aprovechadas por la limitación de su tecnología.

Tras el levantamiento de las sanciones y el pacto nuclear de Viena de 2015, el precio del petróleo experimentó una bajada adicional al incorporarse las expectativas de mayor oferta en el mercado, tanto presente como futuro, gracias a Irán.

En este sentido, se empezó a contar en el mercado con 3,67 millones de barriles diarios producidos cada día -de los cuales 1,92 millones (más de la mitad) los vende al exterior-, 157.200 millones de barriles en reservas estratégicas y 2.000 millones de barriles en shale oil aún por explotar, todos ellos datos actualizados por la OPEP. En el caso del gas, su producción diaria es de 227.000 millones de metros cúbicos y con una capacidad total de refino de 1,9 millones de barriles diarios. En virtud de estas cifras, un levantamiento de sanciones equivaldría a retirar de golpe en torno al 5 por ciento de la oferta total diaria de petróleo en el mundo (sobre una base de producción aproximada de 80 millones de barriles en la media de los últimos cinco años).

Por tanto, este shock de oferta es el que se está descontando en este momento en el precio del barril Brent y en los derivados del petróleo. La cuestión central es si este shock será de naturaleza transitoria o en cambio tendrá repercusión de forma permanente. Con la información disponible y a la luz de la estrategia Trump, hay una mayor probabilidad de que sea un shock transitorio que uno permanente. Por último, el otro elemento esencial es el papel de Irán en la seguridad alimentaria.

Se trata de un productor estratégico de frutos secos de cáscara, cereales, leguminosas y cítricos en solo 15 millones de hectáreas de tierra cultivable y con condiciones extremas de agua y clima. La mitad de esta superficie la copan cereales como el trigo y la cebada que suman 16,4 millones de toneladas anuales de producciónc según el Departamento de Agricultura de EEUU (USDA); un 30 por ciento son leguminosas y en solo 1,8 millones de hectáreas Irán es la despensa del mundo de frutos secos y cítricos, lo cual es esencial para la seguridad alimentaria en las próximas décadas. Por orden de la última estadística de la FAO, el producto donde Irán marca precio en el mercado global es el pistacho, seguido de las nueces, almendras, hortalizas, frutas de hueso y cítricos. Es justo la competencia más feroz que tiene todo el sur de Estados Unidos y lo que ha provocado que los precios de las commodities en dólares sigan en mínimos de ciclo.

En suma, con el actual panorama geopolítico, el cual ha cambiado radicalmente desde la llegada del presidente Trump al poder en Estados Unidos, los efectos de cualquier modificación por pequeña que sea en los frágiles equilibrios internacionales son enormes. La cuestión es, como suele pasar en Economía, ver si salir de un equilibrio inestable como era el pacto nuclear con Irán lleva a un equilibrio más estable (un mejor acuerdo con participación activa de China) o generará un problema mayor.

Publicaciones relacionadas