¿Hay que preocuparse por un cambio drástico en la concepción del aborto como derecho constitucional?
5 de octubre de 2022

Tras la decisión del Tribunal Supremo de los Estados Unidos en el caso Roe v. Wade, el aborto dejaría de concebirse como un tabú situado en un limbo legal, para pasar a ser un derecho constitucional a partir de 1973. Este litigio era el garante de la potestad para abortar sin excesivas limitaciones. Sin embargo, esta decisión sería derogada el 24 de junio de 2022 en el caso Dobbs v. Jackson Women’s Health Organization, que enfrentaba a Thomas Dobbs, agente sanitario del estado de Misisipi y a la JWHO, única clínica en Misisipi. La derogación de la antigua ley Roe v. Wade supone un cambio drástico en el panorama maternal en los Estados Unidos. Desde ese día, el aborto no se concibe como un derecho constitucional, sino que pasa a ser considerado de una manera u otra en función del estado. Pasa de ser una premisa que el pueblo estadounidense había adoptado en su día a día, a ser un permiso cuya garantía pende de un hilo.
La decisión del Supremo en el caso Roe, conformaría gran parte de la polarización actual en la que vive la población estadounidense en el ámbito maternal y sanitario. Esta nueva decisión plantea nuevas incógnitas, tanto en el ámbito sanitario como en el gubernamental. Se trata de una noticia nefasta para muchos sectores sociales, y para otros, supone una enorme oportunidad para brindarle otra perspectiva al mundo abortista. Estas limitaciones para abortar recientemente aprobadas han de ir acompañadas de una mayor involucración por parte de los gobiernos estatales y programas de ayuda maternal, con el fin de aliviar el peso que puede suponer para tantas madres.

¿Cuál es el panorama actual en lo que a embarazos no esperados se refiere?

Para los colectivos pro-vida, esta decisión por el Supremo supone una oportunidad inmejorable para cambiar el espectro pro-abortista en el que está sumido Estados Unidos, y ellos lo saben. Sin embargo, las ayudas financieras y los garantes sociales no encuentran obstáculos para lograr la unanimidad, ya que, ante todo, se busca el bienestar de estas madres después de la Roe Era.
Teniendo en cuenta los datos proporcionados por Guttmacher, organización privada que apoya el derecho al aborto, encontramos prácticamente la mitad de los embarazos en los Estados Unidos no son intencionales, siendo el ratio mucho mayor en mujeres con un bajo poder adquisitivo. De estos embarazos no planeados, un 40% acaba en aborto. Según Guttmacher, entre el año 2000 y 2019 se topan con un descenso en la cantidad de abortos, sucedida por un ligero aumento desde 2019.
De entre las mujeres que abortan en Estados Unidos, las razones por las que lo llevan a cabo varían considerablemente. La más común, conformada por el 74% de las mujeres que abortan, es el miedo a no tener la habilidad suficiente para cuidar al niño que van a tener, además de la repercusión que un embarazo pudiera tener en relación con el mundo laboral. El 73% de estas mujeres justifica la decisión haciendo referencia a las preocupaciones financieras y las dificultades económicas que puedan sufrir si llevan a cabo el embarazo. El 48% del total acota la decisión de terminar con el embarazo a los problemas de pareja que podría conllevar el hijo, o el mero hecho de convertirse en madres solteras de manera repentina. Un 33% declara “no estar preparada” en términos genéricos, como argumento con el que poner fin a su embarazo. El 12% se basa en preocupaciones a nivel de salud, ya que tener el hijo podría suponer problemas sanitarios para la madre.

¿Qué retos supone un seguro sanitario?

El coste máximo que supone el nacimiento de un niño en Norteamérica alcanza los $3.000. Según un estudio, el 60% de mujeres embarazadas son incapaces de permitirse los cuidados sanitarios necesarios; el 24% tiene problemas sanitarios desatendidos por problemas financieros, y el 54% se enfrenta a problemas financieros en general. Es por esto por lo que programas públicos como Medicaid, financia prácticamente la mitad de todos los nacimientos en Estados Unidos.
El Medicaid’s Child Health Insurance Program (MCHIP) se encarga de los niños y proporciona un seguro hasta los 19 años de edad. Paradójicamente, los estados con leyes más rígidas contra el aborto son las que más muertes de madres e hijos sufren. Estas políticas restrictivas acaban teniendo consecuencias socioeconómicas indeseables, tanto para los niños como para las madres.
Para las madres de clase media y clase alta, la posibilidad de abortar siempre estará cerca y disponible, ya sea a través del uso de medicamentos relacionados con el aborto, cuyos precios exceden la órbita de las madres de clase baja, y la capacidad de poder alternar entre estados que promulguen medidas más flexibles en este aspecto. El incentivo de beneficios y servicios para la población en posiciones vulnerables sería un paso enorme hacia la normalización de seguir adelante con un embarazo, sobre todo en estados pro-Roe.

Medidas que repercuten positivamente en la ayuda a las madres

A pesar de la fuerza con la que las organizaciones pro-aborto arrastran a millones de madres en busca de soluciones, son muchos los programas públicos, financiados por un estado determinado, los que muestran su apoyo sin beneficio a cambio, ya sea proporcionando ayuda económica, sanitaria, educacional, o una combinación de todas ellas.

Child Tax Credit (CTC)

Esta propuesta aumenta los ingresos de las familias agobiadas económicamente hablando, actuando de alivio para los padres que están criando un hijo. Sin embargo, Dobbs genera nuevas dudas al respecto de este crédito. Lo importante en este sentido es encontrar el equilibrio entre un crédito que aporte una ayuda notable a la familia, sin generar un desincentivo hacia el trabajo por parte de los padres. El CTC forma parte del Tax Payer Relief Act, aumentando las ayudas en la época del COVID-19. Par aquellas mujeres con dificultades económicas que viven en estados restrictivos hacia la posibilidad de abortar, sería conveniente aumentar el crédito o ayuda que reciben.

Maternal and Child Health Block Grants

Los costes relacionados con el embarazo en mujeres con bajos ingresos están cubiertos tanto por Medicaid como por el MCHIP. Otra fuente de financiación se encuentra en el Maternal and Child Health Block Grant Program, bajo el cual el Congreso establece distintas categorías de ayuda, priorizando la decisión de los estados de decidir a dónde destinan las ayudas.

Maternal Choice Voucher Program

Además de aportar ayudas y subvenciones a las madres, es crucial otorgar un margen flexible para cada madre, ya que cada una vive bajo una serie de necesidades que satisfacer a nivel individual. Este vale garantiza a las madres la libertad de elección, bajo la cual, cada una establece una serie de prioridades distinta, invirtiendo esa ayuda en lo que cada una considera que es prioritario para su hijo. Sin embargo, se afronta el riesgo de que haya mujeres cuyo incentivo sea quedarse embarazadas para obtener tal vale, y destinarlo para sus propios intereses, en vez de destinarlo a la ayuda de su hijo. Este incentivo debiera proporcionar bonus a los estados que logren reducir tanto los embarazos no planeados como el número de abortos.

Substance Use Disorder Treatment for Pregnant Women (SUDT)

Asegurar el tratamiento de las madres que tienen problemas con el uso de sustancias nocivas es crucial para el correcto desarrollo del embarazo. Entre otros, el uso de sustancias adictivas durante el embarazo puede causar Síndrome de Abstinencia Neonatal (SAN), además de duplicar el riesgo de muerte el hijo. Además, muchos de estos programas brindan servicios auxiliares de ayuda doméstica para la ayuda del hijo. La Substance Abuse and Mental Health Services Administration (SAMHSA) promulgó un programa de ayuda destinado a las madres de bajos ingresos, durante y después del embarazo, junto a tratamientos de SUDT. Casi la mitad de los estados en Norteamérica criminaliza el uso de sustancias adictivas durante el embarazo; curiosamente estos estados son los que poseen índices más altos de SAN.

Expanding Nurse Home Visiting

Existen programas en Estados Unidos de enfermeras que educan y actúan como mentores de los hijos de padres con bajos ingresos. Esta idea sería fomentada por David Olds, profesor en Harvard y diseñador de los primeros programas de visita de enfermeras a casas en 2003, creando la Nurse-Family Partnership (NFP). El éxito de estos programas se reflejaría en que, en 2005, las familias que formaron parte de este programa necesitaron $34.000 menos que las familias no involucradas.

Expanding Nurse Home Visiting

Existen programas en Estados Unidos de enfermeras que educan y actúan como mentores de los hijos de padres con bajos ingresos. Esta idea sería fomentada por David Olds, profesor en Harvard y diseñador de los primeros programas de visita de enfermeras a casas en 2003, creando la Nurse-Family Partnership (NFP). El éxito de estos programas se reflejaría en que, en 2005, las familias que formaron parte de este programa necesitaron $34.000 menos que las familias no involucradas.

Revalorizando la figura del padre

En muchos casos la decisión de abortar deriva de una relación rota, o de una relación directamente inexistente. En ambientes legales que impiden la posibilidad de abortar, es esencial apostar por la estabilidad familiar a través de la iniciativa Healthy Marriage and Responsible Fatherhood, que proporciona servicios de educación en la relación. Las parejas comprometidas en el programa reflejaron un aumento en el compromiso. La estabilidad como pareja deriva a su vez en aumentos en ingresos, mayor empleabilidad, y, en definitiva, menos agobios financieros.

Refuerzo de la aplicación del Child Support y la involucración del padre

Se ha demostrado que la regularización de ayudas a familias necesitadas incentiva la involucración paternofilial, además de reducir la pobreza y mejorar los efectos educativos. Ciertos estados están desarrollando técnicas de involucración del padre en la familia desde antes del nacimiento del hijo, como Utah, donde los padres comienzan a pagar Child Support tan pronto como se determina el embarazo.

Adopción

Una opción plausible para las madres que se enfrentan a embarazos no esperados es hacerse cargo del niño hasta encontrar el lugar donde unos padres adoptivos le acojan. A nivel federal y estatal se procura garantizar la seguridad económica para que los padres adoptivos puedan llevar a cabo el proceso de adopción y educación del hijo, además de ofrecer ventajas fiscales, con el fin de incentivar la adopción nacionalmente.


¿El comienzo de una tendencia esperanzadora?

El caso Dobbs v. Jackson, a través del cuál el Tribunal Supremo logró derogar la aprobación en 1973 del aborto como derecho fundamental, ha supuesto la (ya acentuada) polarización del pueblo estadounidense. Es lógico afirmar que, a raíz de las crecientes restricciones entre estados en lo que concierne el aborto, el número de embarazos no planeados que se lleve a cabo va a ser mucho mayor, concentrando la mayoría en los sectores sociales con menor poder adquisitivo. Por ello, estos programas ofrecen soluciones de tan solo la cúspide de un problema de una dimensión mucho mayor.
El deber de la nación en su conjunto es el de velar por los intereses de las madres y sus hijos como una sola unidad, en vez de pretender enfrentar a la madre y al hijo en desenlaces que no benefician a uno ni a otro. Ante la situación que se vive a día de hoy en Estados Unidos, sus habitantes han de allanar el terreno a muchas madres cuyo futuro es incierto. De esta manera se logrará romper con la creciente tendencia de abortos hasta el momento, para brindar más vida a más personas.

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