Estrategias ante la delincuencia
8 de julio de 2019

“Barcelona no es una ciudad insegura, pero tiene un problema de inseguridad que debemos atacar”. Estas palabras, aunque recuerdan a algunas frases memorables de Groucho Marx, fueron en realidad pronunciadas por el concejal de Gobierno de la ciudad con motivo del homicidio de una alta funcionaria coreana a la que derribaron al intentar robarle el bolso por el método del tirón desde una moto en una calle de Barcelona.

Por más que se intente disimular, la seguridad se ha deteriorado seriamente en esa ciudad en los últimos años. Y no es sorprendente. Cuando desde el ayuntamiento se amparan acciones ilegales con el argumento de que quienes las llevan a cabo son, en realidad, víctimas de la sociedad capitalista a las que no se debe perseguir, lo razonable es que los actos contrarios a la ley se generalicen.

¿Tiene solución el problema de seguridad que hoy se plantea en Barcelona y mañana se puede extender a cualquier otra gran ciudad española? Aunque tratar de eliminar por completo la delincuencia no tendría sentido, ya que tal estrategia supondría unos costes muy elevados en términos no solo de dinero, sino también de libertades públicas, es posible aplicar políticas eficientes para reducirla de forma sustancial.

Los economistas venimos analizando, desde hace muchos años, comportamientos como el de personas racionales que hacen cálculos de costes y beneficios cuando deciden realizar un acto ilícito. Si los costes (es decir, la sanción multiplicada por la probabilidad de que esta realmente se aplique) se reducen por la ineficiencia o la tolerancia de la Administración, el número de delitos aumenta.

Se dirá, tal vez, que, en el caso de delitos graves como el homicidio, el ayuntamiento de Barcelona no es indiferente ni tolerante. Pero no es ese el problema. Cuando Rudolph Giuliani consiguió reducir, de forma espectacular, la inseguridad que existía en Nueva York lo hizo persiguiendo todas las acciones delictivas, también las de menor gravedad, con el argumento de que, si se permite la delincuencia menor, esta acaba generando delitos más graves. Y los hechos y el paso del tiempo le dieron la razón. No hay que inventar nada. Si el alcalde de Barcelona se llamara Giuliani y no Colau, el problema de inseguridad que sufre la ciudad tendría más fácil solución.

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