Estas son las principales trabas para que se resuelva la guerra comercial
27 de diciembre de 2019

China busca resolver todas sus disputas comerciales a través de unas condiciones más favorables para los países socios. Unas condiciones en las que Estados Unidos tiene un papel protagonista; siendo su fin el de poner punto y final a la guerra comercial.

La relación entre las dos principales potencias económicas del siglo XXI parece mejorar ante la posibilidad de que se alcance el acuerdo entre los Estados Unidos y china. Un acuerdo que no solo pondría fin a las tortuosas, a la vez de acaloradas, negociaciones entre ambas economías, sino que dotaría, nuevamente, al escenario comercial de la normalidad de la que, hasta ahora, carecía. Una normalidad que, como ya adelantaron los organismos multilaterales, afectaba de forma directa a una economía casi agotada.

De acuerdo con las últimas previsiones que arrojó el organismo supervisor en materia de comercio, la Organización Mundial del Comercio (OMC), las previsiones para el comercio global han descendido en los últimos meses, tras la negativa de Estados Unidos y China para lograr un acuerdo que desbloquease el flujo de comercio en el mercado global. Unos reajustes provocados por la anomalía que, todavía hoy, presentan los mercados ante semejante disputa comercial.

Las tensiones proteccionistas que sacuden al comercio han obligado al organismo a dibujar nuevos escenarios, a priori, más pesimistas de lo esperado. Unos escenarios que muestran la clara desaceleración que experimenta uno de los principales agregados al crecimiento de la economía mundial, el cual se está viendo lastrado en un marco en el que el balance de riesgos a nivel global se sigue deteriorando con el paso del tiempo. Por ello, estas disputas, así como las tensiones que se han ido generando, han provocado reajustes a la baja que, por primera vez, acaban con el intensivo crecimiento que dicho fenómeno experimentaba de forma interanual.

Con unas perspectivas de crecimiento del 1,2%, el comercio internacional alcanza uno de sus peores niveles de crecimiento de la última década; lejos de ese 2,6% que registraba el organismo en años anteriores. A su vez, las previsiones a principio de año también reflejaban un mayor optimismo, cuando las esperanzas de una tregua comercial inminente eran más alentadoras. Sin embargo, el deterioro de las relaciones, en un escenario en el que China y Estados Unidos ya descartaban cualquier acuerdo posible, ha provocado un mayor lastre en las previsiones, paralizando uno de los principales motores de la economía mundial, en un momento donde la desaceleración de la misma ya es una realidad.

Y es que, como dijo el Fondo Monetario Internacional (FMI), la desaceleración de la economía mundial es un hecho. El ciclo expansivo está agotando su crecimiento, mientras que los crecimientos previstos en las principales economías del mundo ya contemplan, a días de finalizar el año, esos reajustes a la baja que se han ido pronosticando en los últimos meses. A su vez, cerca del 57% del PIB mundial se encuentra sometido al comercio global, por lo que, de una forma u otra, podríamos decir, incluso afirmar, que este lastre que ha vivido el comercio ante la disputa comercial incide de forma directa en la desaceleración.

Sin embargo, en pleno estado de embriaguez navideña, China y Estados Unidos se postulan públicamente para acabar con esas tensiones que hasta ahora les habían mantenido en el bloqueo absoluto. De acuerdo con el Ministerio de Comercio chino, ambos países ya perfilan los puntos de lo que supondría una tregua para poner fin al bloqueo vigente; sellando, a priori, ese acuerdo tan ansiado por organismos y países, así como por la economía. Un acuerdo del que ya se habló durante un comunicado el 13 de diciembre, pero del que, hasta ahora, poco se sabía.

Con la mira puesta en el nuevo año, el 2020, China ya perfila las decisiones para levantar las restricciones a Estados Unidos, así como la retirada de determinados aranceles que relajarían la situación. De acuerdo con los mandatarios chinos, el gigante asiático pretende acabar con los aranceles de una numerosa relación de productos básicos que se verán beneficiados. Una relación que, en pro del libre comercio, es mucho más extensa y amplia que la presentada en 2019, donde ya se empezaron a excluir aranceles para una cuantiosa cantidad de insumos.

China está dando los pasos para corregir las fallas, en una situación en la que su crecimiento se ha moderado hasta el 6%. Un crecimiento que, pese a ser más optimista de lo previsto, aleja a China de su objetivo de crecimiento. Por lo que, en pro de establecer una mayor inmersión del país asiático en los mercados internacionales, el país está trabajando de forma muy intensa en una mejora que desbloquee el acuerdo con Estados Unidos, así como afianzar las relaciones con otros socios comerciales con los que existe un intercambio real de mercancías.

Comerciar con China en los últimos años ha sido una de las actividades más polémicas para los países integrantes de los mercados globales. Muchos países han cuestionado el arbitraje del organismo supervisor, así como las mejores garantías del país asiático en el mercado global. Un motivo por el que, desde el Gobierno chino, ha comenzado a trabajar, mejorando así los acuerdos y, ya de paso, acabando con el mayor bloqueo que, hasta ahora, ha presentado. Unas mejoras que nacen con el objetivo de mejorar, en primera instancia, esas relaciones con Estados Unidos, ofreciendo mejoras que garanticen las exigencias de Donald Trump; así como las relaciones con esos otros socios comerciales, también demandantes de una mejora en las pautas de comercio.

Así, el Gobierno Chino sigue en su intención de mejorar los acuerdos comerciales con sus principales socios de comercio. En un escenario en el que la economía no funciona todo lo bien que se esperaba, China vuelve a apostar por el sector exterior para revitalizar unos crecimientos que, a día de hoy, se encuentran bastante consumidos. Por ello, la alianza con Estados Unidos y la vuelta a la normalidad en los mercados, podría dotar a China de ese mayor dinamismo, así como de una mayor estabilidad para garantizar los planes que el Gobierno chino tiene previstos para los próximos años.

A falta de las firmas de Trump y Xi, el mercado global ve esperanza en un posible acuerdo entre ambas potencias, poniendo fin a uno de los principales escollos para el crecimiento y el desarrollo económico.

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