El accidentado estreno de Powell en la FED
10 de febrero de 2018
Por admin

La toma de posesión de Jerome Powell como nuevo presidente de la Reserva Federal de los Estados Unidos se ha producido en el peor momento bursátil de los últimos años. Al mismo tiempo que Powell ocupaba su nuevo despacho, los principales índices de la bolsa americana sufrían amplios correctivos, en el entorno del 4 por ciento intradía, debido a la oleada de ventas que comenzó el viernes anterior y que se recrudeció ese mismo lunes y continuó el jueves. El mismo lunes, otras plazas bursátiles siguieron el mismo comportamiento y cerraron con fuertes pérdidas.

Aunque varios medios financieros trataron de relacionar la llegada de Powell al sillón presidencial de la Fed con la caída de Wall Street, poco o nada tiene que ver. Incluso se ha llegado a comparar a Powell con Yasushi Mieno, el cual tomó posesión como gobernador del Banco de Japón en diciembre de 1989 e inmediatamente subió los tipos de interés. Una comparación fuera de todo lugar, pero de las muchas que se suelen hacer en los mercados para encontrar situaciones parecidas en el pasado.

La corrección bursátil ha sido un hecho que no por ser menos esperado ha sido menos sorprendente. Todos los actores relevantes del mercado sabían de las altísimas valoraciones que estaban alcanzando numerosos valores, índices y bonos. En este sentido, los modelos de valoración de los activos seguían contemplando un escenario de bajos tipos de interés reales a largo plazo, incluso a sabiendas de que la Fed probablemente tome un camino más estricto de subidas de tipos encaminadas a controlar el incipiente proceso inflacionario en los bienes de consumo y los salarios.

Pero el excesivo nivel de complacencia al que los agentes financieros han llegado, no ha dejado ver los riesgos reales que están debajo del comportamiento de los activos. Por ello, una corrección como la que en este momento se está produciendo, ayuda a levantar, siquiera parcialmente, el velo que oculta el riesgo y, a partir de ello, ser conscientes de que es compatible una trayectoria alcista en la bolsa, acompañada de mayores tipos de interés.

Precisamente, existen dudas sobre si lo que en este momento se está produciendo es una corrección o el inicio de un mercado bajista, alimentado con subidas de tipos por parte de la Fed, de la cual no se espera que en esta ocasión salga a salvar los mercados. La mayoría del nuevo Consejo de Gobernadores observa, con razón, que no es necesario intervenir y mucho menos cambiar el rumbo de normalización monetaria. Bastantes han sido ya las dudas y los miedos sobre fenómenos mal comprendidos, como la caída de la bolsa china del verano de 2016 o el cambio de tendencia de los precios del petróleo, los cuales provocaron retrasos muy costosos en el camino de la subida de los tipos principales de financiación de la Fed.

Y eso, inevitablemente, llegados a un punto de exceso de apalancamiento en las apuestas, provoca que cualquier mínima señal de venta desencadene una caída bursátil. En virtud de esta realidad, lo más sensato y prudente es la actitud que está tomando la Fed de no intervenir ni realizar declaraciones que puedan ser interpretadas como un apoyo explícito a los mercados de valores. Al mismo tiempo, se señala la necesidad de que sucediera esta corrección para desinflar algunas de las burbujas señaladas por exFed officials como Greenspan o la propia Yellen en su discurso de despedida. Esto, además, supone una señal de tranquilidad con respecto a la marcha de la actividad económica y el empleo (la tasa de paro está en el 4,1 por ciento, mientras que la inflación puede aumentar por encima del 2,3 por ciento previsto).

2018 será el año en que los contribuyentes experimentarán una mejora de entre el 2 por ciento y el 4 por ciento de su renta disponible después de impuestos gracias a las rebajas fiscales de Trump, lo cual impulsará el consumo y el ahorro. Por el lado de las empresas, la repatriación de capitales impulsará la recompra de acciones por 550.000 millones de dólares, más un pago de dividendos en torno a los 60.000 millones en este mismo febrero, tal como señalan las estimaciones del consenso de mercado recogido por Bloomberg.

En definitiva, la evidencia empírica es suficientemente favorable a la continuidad del mercado alcista con prudencia y medición de los riesgos, ya que las valoraciones siguen estando altas. Haría falta una bajada adicional del 10 por ciento en índices como Dow Jones o S&P 500 para ajustar valoraciones a la media histórica, según señala Oxford Economics.

Confiemos en que el comportamiento de los mercados financieros en los últimos días no le haga temblar el pulso al nuevo presidente Powell, el cual tiene ante sí el gran reto de convencer al mercado de que el dinero no puede ser barato por más tiempo, porque de lo contrario sembraría el germen de la próxima crisis. Más de lo mismo es lo que el Banco de Inglaterra dijo el jueves, con “aviso a navegantes” incluido, acerca de una aceleración en el ritmo de subida de tipos.

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