Dime si tus padres tienen una vivienda y te diré si serás propietario o vivirás de alquiler: el caso de Francia
22 de marzo de 2021

El acceso a la vivienda en propiedad se ha complicado en las últimas décadas en buena parte de los países desarrollados, afectando sobre todo a las generaciones más jóvenes. La dificultad para comprar una vivienda tiene consecuencias sobre la riqueza, la estabilidad futura de esas familias y la desigualdad. Dentro de esta tendencia generalizada se observa un patrón creciente que parece lógico, pero que a la vez preocupante: si tus padres son propietarios, tú tendrás muchas papeletas para serlo incluso sin heredar la propiedad, ni recibir ayuda directa para comprar una casa. Esta correlación evidencia que la movilidad social podría estar estancándose en las economías desarrolladas.

Esta es una de las conclusiones a las que llega el Banco de Francia (banco central del país) en un trabajo publicado recientemente en el que demuestra que la probabilidad de ser propietario de una vivienda es mucho mayor cuando tus progenitores cuentan con, al menos, una propiedad. Además, el estudio demuestra que este patrón se cumple incluso sin tener en cuenta herencias, ni ayudas monetarias directas de por medio, lo que en principio habría sido la explicación más sencilla (soy propietario porque heredo la casa de mis padres).

«Esto sugiere que otros factores como la correlación de ingresos entre generaciones (los hijos de personas con rentas elevadas tendrán también rentas altas) o la transmisión de preferencias (prefiero la vivienda en propiedad porque es lo que he vivido) también podrían explicar esta correlación intergeneracional», sostiene el documento del banco galo.

Movilidad social y desigualdad

En un contexto de creciente desigualdad económica en muchos países desarrollados, la movilidad social se ha convertido en una cuestión cada vez más relevante en el debate político y a pie de calle. «La creciente correlación entre los ingresos y riqueza entre generaciones (padres e hijos) puede verse como una amenaza para la movilidad social y, por lo tanto, es de interés primordial desde el punto de vista de las políticas que se deben aplicar. La propiedad de la vivienda juega un papel crucial en el comportamiento de acumulación de riqueza personal, así como en el diseño de políticas públicas en muchos países, incluida Francia», sostienen los economistas que han realizado el informe.

Estos expertos señalan que estudios recientes han demostrado que la tasa de propiedad de vivienda está disminuyendo para las generaciones más jóvenes en comparación con las anteriores a su misma edad (algo que también se observa de forma evidente en España). Este patrón puede verse como un obstáculo para la movilidad social ascendente de los más jóvenes. De hecho, a nivel macro, los activos inmobiliarios representan una gran parte de la riqueza de los hogares. Además, en muchos países desarrollados, ser propietario de una vivienda normalmente significa ser más rico que los inquilinos, puesto que refleja una posición más alta en la distribución de la riqueza.

Padres e hijos propietarios

El trabajo muestra varias conclusiones que cabe destacar. Primero, se muestra que existe una correlación significativa en lo que a propiedad de vivienda se refiere entre los padres y sus hijos. Por ejemplo, los niños nacidos entre 1973 y 1977, cuyos padres eran propietarios, tienen aproximadamente 38 puntos porcentuales más de probabilidades de ser propietarios entre los 34 y 45 años, respecto a los niños cuyos padres no eran propietarios.

En segundo lugar, esta tendencia o correlación ha ido aumentando con el tiempo, sobre todo porque cada vez son más los hijos de inquilinos que también optan por la vivienda en alquiler. Por ejemplo, la probabilidad de ser propietario de una vivienda entre los 35 y 44 años (si tus padres viven de alquiler) era del 45% para los nacidos entre 1943-1952 que descendían de padres inquilinos (viven de alquiler). Sin embargo, para los nacidos entre 1973 y 1982 este porcentaje ha caído hasta el 30%. Por el contrario, el porcentaje se ha mantenido estable para los niños cuyos padres eran propietarios (alrededor del 65%).

En tercer lugar, esta tendencia es persistente durante el ciclo de vida de los hijos. «La correlación intergeneracional estimada en el estado de propiedad de vivienda es estadísticamente significativa para los tres grupos de edad (25-34, 35-44 y 45-54 años) y parece seguir un patrón en forma de U invertida», destaca el trabajo del Banco de Francia.

Por último, estos expertos han investigado las fuentes potenciales de esta correlación intergeneracional y muestran que la tendencia se mantiene incluso con los niños que no recibieron ningún tipo de herencia o «regalo», según cita el informe. No obstante, «el haber recibido regalos y herencias aumenta la probabilidad de ser propietario de vivienda, tanto para los niños cuyos padres eran propietarios como para los que no lo eran. La probabilidad de ser propietario entre 35 y 44 años se incrementa en aproximadamente 18 puntos porcentuales al haber recibido regalos o herencias tanto para hogares cuyos padres no eran propietarios (del 35,7 al 54%) como aquellos cuyos padres eran propietarios (desde 60% a 78%)».

No obstante, el patrón se mantiene para los hijos que no han recibido ayuda directa de sus padres ni herencia: «Los niños cuyos padres eran propietarios todavía tienen una mayor probabilidad de tener una vivienda en propiedad que los niños cuyos padres no eran propietarios (24 puntos porcentuales más)».

La importancia del acceso a la vivienda

Estas diferencias pueden estar relacionadas con la creciente dificultad para acceder a una vivienda, sobre todo para aquellos que cuentan con unas rentas menores o trabajos menos estables y más precarios. Al final, una vivienda en propiedad desempeña un papel fundamental en la riqueza y bienestar de una familia.

«Hay muchas razones por las que las personas pueden beneficiarse de convertirse en propietarios de viviendas. En primer lugar, se ve como una forma de estar asegurado contra una caída de los ingresos (salario) por enfermedad, desempleo o jubilación, o para protegerse contra la inflación o contra aumentos en los precios de la vivienda», señalan los economistas franceses.

«En segundo lugar, la literatura empírica destaca las externalidades positivas asociadas con la propiedad de la vivienda, ya que los niños que crecieron en hogares propietarios generalmente logran un mayor nivel educativo o tienen mejores resultados cognitivos y conductuales», según sostiene el propio Banco de Francia en el informe.

Un trabajo reciente publicado por la Fundación Civismo mostraba que la riqueza neta mediana (valor de los activos reales y financieros menos deudas contraídas) de los menores de 35 años se ha reducido entre 2005 y 2017 un 93,7% en España. En términos absolutos (euros contantes y sonantes), esto quiere decir que la riqueza neta ha caído desde los 84.700 euros hasta los 5.300 euros. Los jóvenes son los más perjudicados (económicamente) y buena parte de este perjuicio está causado por un acceso a la vivienda más complejo y la precariedad del mercado laboral.

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