Sorprende que algunos de los gobiernos autonómicos que más han hecho crecer la economia hayan sido los mayores perdedores de votos en las últimas elecciones. Por el contrario, existen ejecutivos regionales que han realizado una gestión catastrófica y que apenas han sido castigados electoralmente.

José Ramón Bauzá, del PP, era el mandatario con mejor expediente para conseguir la reelección en Baleares. A pesar de la crisis, entre los comicios autonómicos de 2011 y 2015 el PIB balear subió un 25%. Otro caso es el de la Comunidad de Madrid, en la que, a pesar de su gran tamaño, el PlB tan sólo descendió un 0,1% en ese cuatrienio de vacas flacas. Es un gran resultado en comparación con la media nacional: un 2,1% de descenso. Pues bien, el Partido Popular, que era el que gobernaba en esas regiones, ha sufrido una pérdida de votos de un 38,5% en Baleares y de un 36% en Madrid.

Por otro lado, la comunidad que peor ha gestionado la crisis ha sido Asturias, con una pérdida de un 6,2% del PIB en este periodo. Tampoco Andalucia lo ha hecho bien, con esta variable cayendo un 3%. Si se analizan los votos que ha obtenido el PSOE, partido en el Gobiemo de ambos sitios, se observa que ha tenido una merma de un 11,2% en el Principado y de un 10,3% en la región bética. Sin dar cifras, añadiré que las comunidades autónomas en las que el empleo se ha comportado mejor durante estos años son también aquellas cuyos gobiernos han perdido más votos.

Estos datos demuestran que el castigo al PP en las recientes elecciones no ha sido por su gestión económica regional, sino por el enfado provocado por la corrupción aparecida en sus filas, carcoma que con ayuda de la televisión se ha hecho omnipresente. Curiosamente, esta penalización de votos no ha ocurrido para los socialistas andaluces por el caso de los ERE.

Sin duda, tiene bastante que ver el exitoso clientelismo que practica el PSOE con el empleo público en las regiones donde gobierna (http://goo.gl/PwzOSw).